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Aunque parezca evidente, frente a todo paciente quemado es esencial hacer un diagnóstico correcto de la lesión, el que incluye la profundidad, extensión, localización y agente etiológico. La profundidad determina la evolución clínica que seguirá el proceso. Existen varias clasificaciones que intentan ordenar y simplificar una realidad compleja y dinámica . Los elementos que se usan para su clasificación, incluyen la indemnidad de la membrana basal, la permeabilidad de los plexos dérmicos, la conservación de terminaciones sensitivas y de los fanéreos.

[1]Castillo P. (2003). Quemaduras: Conceptos para el médico general. Hospital Regional de Punta Arenas. 17:53-68.

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